En la costa norte de La Gomera, en Hermigua, hay dos piscinas espectaculares donde el océano se encuentra con la historia. Las piscinas naturales de Hermigua, enmarcadas por las impresionantes columnas de El Pescante, son el lugar ideal para combinar natación y descubrimiento.
Un viaje en el tiempo
Es imposible pasar por alto las cuatro enormes columnas que dominan el lugar. Son los restos de un antiguo embarcadero construido en 1907, utilizado para exportar plátanos y tomates desde este fértil valle. Hoy, este entorno industrial abandonado confiere a las piscinas una atmósfera especial: una mezcla de pasado y naturaleza salvaje.
Historia de los pescantes
A principios del siglo XX, Hermigua vivía del cultivo de plátanos y tomates. Para exportar estos productos, en 1907 se construyó un monumental embarcadero marítimo, conocido como Pescante. Los barcos atracaban en alta mar y la carga se transportaba mediante un sistema de grúas y cables hasta los barcos.
Sin embargo, este ambicioso proyecto tuvo una vida corta: las tormentas y las poderosas olas del Atlántico acabaron por dañar la estructura, y su uso cesó en la década de 1940. Hoy sólo quedan cuatro impresionantes pilares, que siguen vigilando la bahía y recuerdan los días en que Hermigua era un importante centro de exportación.
El pescante hoy
Hoy, este lugar histórico se ha transformado en un fascinante espacio natural, que alberga dos piscinas. La primera, una piscina cuadrada construida, está protegida de las poderosas olas del Atlántico. Con escalones y una rampa para facilitar el acceso, ofrece un baño tranquilo y agradable. Pasamos aquí la mayor parte del tiempo, disfrutando de la calma y la frescura del agua.
Para los más aventureros, una segunda piscina totalmente natural está enclavada detrás de las rocas. Las olas la golpean con fuerza, creando un espectáculo impresionante y ofreciendo una inmersión más directa con el océano.
Este lugar no es sólo un destino turístico, sino también un punto de encuentro entre la historia humana y la naturaleza en estado puro. La fuerza del océano y las huellas del pasado industrial se mezclan armoniosamente, haciendo que nuestra visita sea inolvidable.
Información práctica
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Acceso: en coche, hay aparcamiento cerca. En autobús, está a unos 45 minutos a pie.
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Instalaciones: No hay instalaciones en el lugar. Llévate agua, un tentempié y algo para protegerte del sol.
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Seguridad: las escaleras pueden ser resbaladizas, sobre todo con el rocío.
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Estaciones: en verano, el lugar es más soleado y concurrido, con aguas agradables para el baño. En invierno, suele haber menos sol en el valle de Hermigua, lo que le da un ambiente diferente y más tranquilo.
Conclusión
Hoy, el Pescante y sus piscinas naturales son ante todo un lugar de descanso y de paso, apreciado tanto por los lugareños como por los visitantes.